Misterios de Hollywood: William Desmond Taylor "El disparo que sacudió a Los Ángeles"
Fue algo digno de la mente de Agatha
Christie. Un crimen
entreverado que hizo temblar las oficinas de los Estudios
Paramount. Y que acabó
también con las carreras de algunas de las mayores estrellas del
cine mudo. En cierta forma, fue el comienzo del fin para el estilo de
vida hedonista que caracterizaba a los Nuevos
Dioses de Hollywood.
Cuando el cuerpo inerte de
la víctima golpeó el suelo del
salón de
su lujoso bungalow…
se desató el implacable efecto dominó sobre
quienes lo conocían. O al menos creían
conocerlo.
William Desmond Taylor |
No
todos los días se asesina a un renombrado miembro
de la industria del
cine sin dejar ningún tipo de evidencias. Pero cuando el cadáver
pertenece al Presidente de la
Asociación de Directores es inevitable que las
aguas se agiten. Y lo hicieron, ahogando a más de uno en el proceso.
William Cunningham
Deane-Tanner nació en
Irlanda en el año 1872. Hijo de un oficial de la armada británica,
fue enviado en su juventud a los
Estados Unidos de América, para formarse como granjero en el Estado
de Kansas. Sin embargo, aquel destino no era lo suyo. Y se dirige
pronto a la ciudad de New York con la intención de
convertirse en actor. Es allí
donde conoce a su futura esposa, Ethel May Hamilton.
Es importante destacar que la muchacha pertenecía a una muy
acomodada familia de la ciudad. Y
ello le brindó
una vida de comodidades al encantador William. El matrimonio se
afianzó (con la llegada de una hija), hasta que en el año 1908
llega la inesperada tragedia: el
señor Deane-Tanner
desaparece de un momento a
otro a mediados de octubre.
Con el paso del tiempo nadie
logra dar con él. Simplemente se había desvanecido por completo. Su
dolida familia se ve obligada entonces a reconocer
la triste verdad a fin de continuar con sus vidas. Pues era claro que
algo terrible debía de haberle sucedido.
Varios años más tarde surge en la
ciudad de San Francisco un aspirante a actor llamado William
Desmond Taylor que
(luego de trasladarse a Los
Ángeles), logra alrededor
del año
1913
la oportunidad de trabajar en
el cine, para nadie más que
Thomas Ince. Poco
a poco suma a su lista de veintisiete créditos como actor muchos más
como director. Durante su firme ascenso en el
estatus de Hollywood
tiene
el lujo de dirigir a estrellas como Constance Talmadge, Wally Reid,
Mary Pickford y Mary Miles Minter entre otros muchos.
Mientras tanto, su esposa y
su hija, descubren al fin que William continúa con vida; al verlo en
pantalla en una de sus películas. Desmond Taylor
se convierte en una figura respetada por muchos en
el medio. La poderosa
Paramount
no tarda en poner su atención en él, a través de una de sus
divisiones, conocida como Famous
Players-Lasky. Aunque
ciertos rumores corren por detrás sobre el
refinado y talentoso William Desmond
Taylor sosteniendo
aventuras descaradas
con algunas de sus actrices.
Desmond Taylor (izquierda)
en el set de filmación junto a Mary Miles Minter (centro) y su
contraparte en pantalla.
|
Para febrero del año 1922, al fin
se acaba su suerte, cuando alguien decide dispararle por la espalda
durante la noche,
dentro del estudio de su costoso bungalow
de Los Ángeles;
dando paso a uno de los momentos más agitados y confusos en la
historia de Hollywood.
Alrededor
de las 7:40 de la mañana, el
mayordomo llamado Henry Peavy descubre el cuerpo de Desmond Taylor y,
lanzando grito tras grito,
corre por el complejo de bungalows
ubicado en Alvarado Street,
dentro de la bonita zona
de Westlake. Entonces
comienza la seguidilla de llamados telefónicos que, según los
periódicos de la época, se inicia con la actriz Edna Purviance
(vecina inmediata de la víctima), realizando una llamada desesperada
a la inigualable Mabel Normand. De allí en más es Normand la
encargada de alertar a la cabeza de Famous
Players-Lasky,
el
señor Charles Eyton.
Es el mismo Eyton quien
realiza la llamada
final a
Adolph Zukor, jefe absoluto
de los Estudios Paramount.
El lujoso complejo de Alvarado Street. El bungalow de Desmond Taylor remarcado. Y a su lado el bungalow de la actriz Edna Purviance. |
Desmond Taylor fue visto con vida
por última vez cerca
de las 7:40 de la tarde del día anterior, cuando acompañó hasta el
portón de calle a su última visita de la jornada: Mabel Normand.
Desde ese momento (hasta el descubrimiento de su cuerpo), transcurren
doce horas vacías en las que recibe al menos un disparo por la
espalda. Era claro para la policía que lo sucedido no se debía a un
intento de robo. La víctima aún tenía en su dedo un costoso anillo
de diamantes y su billetera entre las ropas. El
verdadero problema
para la gerencia de Paramount
comienza con los ítems encontrados dentro del hogar de William: un
escandaloso
alijo de la amoral cara
oculta de Hollywood.
Mabel Normand |
Al salir a la luz variadas
cartas, prendas de ropa
interior femenina, y
fotografías indecentes se desató
el huracán sobre las mujeres cercanas a su vida. Pronto los
investigadores crearon un mapa de los principales sospechosos. Y
aquello fue el fin de consolidadas
carreras
en la industria del cine. El listado de posibles
involucrados puso de rodillas
a un joven Hollywood.
-Mabel
Normand por ser la última
persona en verlo con vida. Y por la afectuosa
correspondencia encontrada en
el lugar. Además de sus
conexiones con el mundo de
las drogas, al ser adicta a
la cocaína.
-Mary
Miles Minter también a
causa de las escandalosas cartas encontradas a su nombre. Y por un
pañuelo con sus iniciales escondido en el bungalow.
-Edward
Sands, antiguo cocinero y
mayordomo de Desmond Taylor, que meses antes había estafado al
director, falsificando sus cheques y robando valores en la propiedad.
(Sands desapareció por completo luego del asesinato.)
-Charlotte
Shelby, madre de Mary
Miles Minter, quien poseía un arma calibre 38 similar a la utilizada
en el crimen. Y que al parecer estaba al tanto de la relación de su
joven hija con el director que doblaba su edad; teniendo
ella también sentimientos por la víctima.
-Henry
Peavey, el mayordomo
encargado de descubrir el cuerpo, sospechoso también por vestir
costosas ropas durante las audiencias de investigación. Ropas que
algunos atribuyeron al mismo Desmond Taylor.
Para
sumar mayor misterio, surgió en escena la señora Faith Cole McLean,
vecina de la víctima; alegando haber divisado a un hombre
abandonando el complejo de bungalows
cerca de las
8:00 de la noche. Agregando para sorpresa de muchos que “más
que un hombre lucía como una mujer tratando de vestir y caminar como
hombre, porque
sus pasos eran
demasiado cortos como para ser los de un hombre.”
Aquella
afirmación sentenció por completo la carrera de Mabel Normand, al
insinuar a la talentosa
actriz como posible asesina
de William.
Otra
teoría de la policía indicó que Desmond Taylor podría haber sido
asesinado como represalia al denunciar a quienes vendían cocaína a
Normand. Fuera una o la otra… Mabel Normand acabó sin carrera. La
industria del cine le cerró sus puertas para nunca más dejarla
entrar.
Mabel Normand, la "Chica Sennett" en serios apuros. |
La siguiente en caer fue Mary Miles
Minter (al ver arruinada su valiosa
imagen de inocencia
angelical), gracias a las descriptivas cartas de amor escondidas por
todo el hogar de Desmond Taylor. El
hecho de que su propia madre peleara con ella por el corazón del
director tampoco
ayudó demasiado. Sin saberlo, Miles Minter ya estaba condenada. El
público americano le
dio la espalda, algo asqueado, cuando la tormentosa vida privada de la
bonita actriz fue revelada, con lujo de detalle para mayor daño.
Mary Miles Minter |
A casi cien años del asesinato de
William Desmond Taylor el misterio permanece intacto.
El Departamento de Policía
de Los Ángeles mantiene hasta el presente tan
confuso caso a la deriva.
Su muerte sin resolver en 1922 (tal vez a causa de la enorme presión
ejercida por Paramount),
convirtió a un
director de cine mudo en una verdadera
leyenda policial. Esa fatal
noche de febrero no solo acabó con él. También creó una brutal
marejada que arrastró a renombradas actrices y llevó a todo
Hollywood al borde del colapso.
El claro
peligro acarreado por la
pérdida de la simpatía del público se vería reflejado
luego en la venta de entradas de las salas de cine del
país. Siendo
el comienzo de la década del
veinte un declive desastroso
para los debilitados Estudios
Paramount, que sufrieron
las costosas muertes de William Desmond Taylor y
de Wally Reid en menos de un
año.
Y que debieron de sumar a
eso el forzado exilio de una
taquillera Mary Miles Minter bajo una nube de vergonzoso escándalo.
El decepcionado público
descubrió en muy poco tiempo que los Dioses
de Hollywood no eran tan
inmortales y puros como
parecían ser.
Fuentes Consultables:
Igual que el puterío actual sólo que el tipo parecía coleccionar prendas y cartas como "trofeos". Una macana que no agarraran al asesino/a. Saludos
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