Lugares de Hollywood: El Sebring.... "Un espacio irrepetible"
Ok..., hablemos de un genio. De alguien cuya metodología de trabajo aún se estudia (e imita) cincuenta años después. Alguien que cambió la forma de verse en Hollywood para siempre y, que estoy casi seguro, no conocían en detalle hasta hoy. Para comprender lo que sucedía dentro de esas paredes, debemos de conocer al creador de un estilo tan único como exclusivo. Hablo de un hombre que decidió ir en contra de lo establecido en una época mucho más conservadora que la nuestra. Su clientela fue la elite de la industria del cine y también de la música. En pocos años ya tenía el mundo a sus pies. Y lo logró desde un edificio pequeño de dos plantas, perdido en el centro de Los Ángeles. Pero como suele ocurrir tantas veces, todo se fue al demonio de una forma tan brutal, e inesperada, que incluso en la actualidad es difícil no estremecerse al respecto. Esa noche de agosto cambió a Los Estados Unidos de América, marcando un antes y un después, para un público incrédulo ante tal despliegue de violencia.
El "Sebring...."
Thomas J. Krummer nació en el Estado de Alabama el diez de octubre de 1933, pero su familia decidió mudarse a la ciudad de Detroit cuando era solo un niño. Al crecer, bajo una educación católica, se une a La Marina de los Estados Unidos en 1951, para participar en la Guerra de Corea. Durante los años de servicio se dedicó a cortar el cabello de los soldados, haciéndose un nombre entre ellos, al negarse a seguir los lineamientos establecidos por La Marina, en cuanto al largo y la forma de los cortes permitidos. Al finalizar la guerra, Thomas eligió mudarse a Los Ángeles para estudiar cosmetología y estética femenina. Pero fiel a su estilo, prefirió hacer hincapié en el inexistente mercado masculino. La suya no sería la típica barbería de pueblo que ofrecía cortes de cabello por dos dólares. Como cereza del postre, adoptó un nombre artístico con un sonido mucho más comercial e interesante: Jay Sebring.
En el año de 1959 abrió su propio salón, con interiores que diseñó él mismo desde cero. Se trataba de una edificación sencilla de dos niveles ubicada en el 725 de North Fairfax Avenue. Sobre la fachada, cubierta en parte por madera en un guiño de puro buen gusto, podía leerse: Sebring….
El local disponía de tres puertas de acceso desde la calle.
Izquierda: Salón femenino.
Centro: La oficina privada de Jay, a la que se accedía mediante una escalera hacia la planta alta.
Derecha: Salón masculino.
*Faltó una cuarta puerta de colores, para los trans no binarios de género diverso y opinión fluida. ¡Qué decepción, Sr. Sebring!
El “Sebring….” también contaba con un paso para vehículos desde la calle hacia un estacionamiento privado, ubicado en la parte trasera de la construcción. Jay Sebring había diseñado el lugar entero con una clientela específica en mente. Y sabía que esas personas desearían privacidad en todo momento. Los interiores eran una maravilla a la vista. Desde decoración egipcia hasta apliques de oro o ventanas de vitraux, a teléfonos instalados junto a cada silla para uso de los clientes; incluso bebidas y música ambiental por sistema Hi Fi. En un detalle final, Jay adoptó el símbolo egipcio Ankh como logotipo comercial.
El estilista creó una visión propia para el mercado masculino. Inspirado por Europa, quebrando con el uso de gel para cabello tradicional, introdujo un enfoque muy particular de las tijeras y los secadores de cabello. Su concepto de “cortes secos” con la intención de conseguir una imagen más natural, se volvió un éxito rotundo. Tenía ideas como la de no acercarse a la silla del cliente, hasta que no se hubiese lavado el cabello antes. De esa forma, según Jay, no se veía influenciado por el estilo de corte previo que traía la persona. Pronto se corrió la voz de su talento, atrayendo al propio Frank Sinatra hasta su salón. Ese fue el punto de quiebre que lo llevó a la fama. A partir de ese momento, su libreta se llenó con reservas de celebridades tratando de conseguir su atención personalizada. Entre los clientes de Jay Sebring puede encontrarse a:
Rock Hudson, Marlon Brando, Red Skelton, Eddie Fisher, Dean Martin, Paul Newman, Kirk Douglas, Andy Williams, Steve McQueen, George Peppard, Jim Morrison (sí, Jim Morrison… ¿recuerdan su cabello?), Cliff Robertson, Henry Fonda, Sammy Davis Jr., Dennis Hopper y Robert Wagner entre otros muchos. Casi lo olvido: Un tal Bruce Lee.
Jay cobraba cincuenta dólares de la época por corte de cabello (unos quinientos dólares actuales ajustado a la inflación). Pero no era el único aspecto en el que sobresalía. La razón por la que hacía tanto énfasis, en la privacidad de sus clientes famosos, se debía a su maestría a la hora de crear sets de pelucas. De hecho, en su salón disponía de una habitación privada para tal efecto. Por cada peluca cobraba trescientos cincuenta dólares de entonces. También creó una línea de productos para el cuidado personal masculino que vendía en las tiendas del país. Y estableció otros salones en ciudades como New York o Londres.
La razón por la que no existía una cuarta puerta diversa en su salón es porque Jay era heterosexual. En 1960 se casó con la actriz Cami Marple, pero la pareja se divorció tres años después. Fue entonces que decidió comprar una casa ubicada al norte de Beverly Hills, sobre el 9820 de Easton Drive, en Benedict Canyon. La mostraba orgulloso a sus conocidos, gracias a un estilo de construcción bávaro, y una piscina en el centro de un jardín rodeado de árboles. La edificación era una belleza que le costó un dineral. Jay Sebring acababa de adquirir la mansión de Jean Harlow y Paul Bern; uno de los emplazamientos más nefastos en la historia de Hollywood. Pero no tendría que pasar el tiempo a solas allí, porque en el año de 1964 conocería al amor de su vida. Decir que esa mujer alteraría para siempre su destino…, es volar muy bajo. El mejor estilista de su generación se enamoró por completo de una actriz rubia de ojos claros. La mujer venía con una carrera en ascenso en la industria del cine. Su nombre era Sharon Tate.
La relación duró un año y medio, en los que pasaron tiempo juntos viajando por el mundo, o simplemente descansando en la mansión de Jay en Benedict Canyon. Pero a la actriz le llegó una oferta para filmar en Londres la cinta “The Fearless Vampire Killers”, bajo las órdenes de un director polaco-francés que comenzaba a hacerse notar en el mundo del cine. En cuestión de meses, Sharon Tate abandonó a Sebring para contraer matrimonio con Roman Polanski en enero de 1968. A pesar de la decepción que le supuso aquello, Jay continuó siendo un amigo muy cercano de la actriz. Polanski no vio inconveniente alguno en eso. Y se convirtieron en un trío fijo en los círculos elite de Hollywood. Al grupo de amigos se sumó también Abigail Anne Folger (heredera del imperio cafetero Folger) y su pareja Wojciech Frykowski, inmigrante polaco y amigo personal de Roman Polanski. De hecho, Abigail Folger apoyó con parte de su fortuna a Jay Sebring, para establecer un nuevo salón en la ciudad de San Francisco.
Para entender lo famoso que era Jay por entonces basta saber que, a finales del año 1966, salió al aire un episodio del clásico show televisivo “Batman”, donde el personaje de Gatúbela se esconde dentro de un salón masculino propiedad de un estilista llamado Mr. Oceanbring. Durante la batalla que se desata dentro del local, puede verse al personaje de Oceanbring, tratando de proteger las antigüedades costosas que decoran el interior del lugar. Cuando Batman y Gatúbela abandonan el salón sin destrozar los artículos, Mr. Oceanbring se siente aliviado, pero tropieza para romperlo todo él mismo. La persona encargada de dar vida en pantalla al estilista no es otro que el propio Jay Sebring.
En el año de 2019, el maestro Quentin Tarantino estrenó en las salas uno de sus mejores films hasta la fecha. Hablo de “Once Upon a Time in Hollywood”, protagonizado por Leonardo DiCaprio y Brad Pitt. Aunque su enfoque fue un poco engañoso, porque en realidad la historia central gira en torno a lo ocurrido con el resto de los protagonistas. Fue un regreso a la época dorada del cine, y a un momento irrepetible de California, gracias a un reparto impecable; además de un cuidado por los detalles que solo alguien como Tarantino podría desplegar.
El director también se dirigió a la mansión de Benedict Canyon para filmar escenas de la vida de Jay. No necesitó invertir demasiado tiempo allí, porque la casa luce idéntica a cuando Sebring la ocupó. De hecho, se mantiene sin alteraciones desde que Jean Harlow y Paul Bern la habitaran noventa años atrás.
Jay Sebring tomando clases de artes marciales con Bruce Lee, en la casa de Easton Drive, bajo la visión de Tarantino.
Lee enseñando a Sharon Tate a mediados de los sesentas.
“La noche del 8 de agosto de 1969”
El director Roman Polanski se encontraba ocupado filmando en Londres. Sharon Tate, al no querer estar sola sin su esposo en la mansión que acababan de rentar, a unos veinte minutos de distancia en coche del hogar del estilista, invitó a sus amigos a pasar la noche con ella. El grupo estuvo de acuerdo con la idea. Jay Sebring, Sharon Tate, Abigail Folger y Wojciech Frykowski acudieron juntos a cenar al restaurante de comida mexicana “El Coyote”, ubicado en el 7312 de Beverly Blvd, en Los Ángeles. Se cree que llegaron allí entre las 6:00 o 7:00 PM. Mientras tanto… Dennis Hearts era apenas un muchacho que trabajaba en la bicicletería de su padre. Dos días antes, una mujer de cabello negro había adquirido una bicicleta marca Raleigh, pero que le fue entregada en un color equivocado. El ocho de agosto, su padre le informó a Dennis que se dirigiera a la dirección dejada por la clienta, con la bicicleta correcta esta vez para realizar el cambio. Le llevó un tiempo arribar a destino, porque la casa se encontraba ubicada en lo más alto de las colinas de Benedict Canyon. Era el final mismo de la calle; un rincón desolado, con un portón metálico de funcionamiento automático que permitía el acceso presionando un botón. La dirección exacta era 10050 Cielo Drive.
Dennis Hearts en la actualidad.
El grupo de amigos llegando a "El Coyote", en el Pontiac Firebird 400 amarillo de Abigail Folger, en una escena de "Once Upon a Time in Hollywood" (2019).
Emile Hirsch en escena junto a Margot Robbie: Jay Sebring y Sharon Tate ingresan a "El Coyote". Gracias al cuidado de Tarantino, el actor utiliza una ropa idéntica a la que vistió el estilista esa noche de 1969.
Una vez dentro de la propiedad, Dennis cambió las bicicletas junto al garaje, para encaminarse después hacia la puerta principal de la casa. Quería dar el aviso sobre la entrega y terminar con el asunto. Lo primero que llamó su atención fue el par de coches de lujo detenidos fuera: Un Pontiac Firebird 400 en color amarillo claro y un Porsche 911 S en color negro. Al tocar a la puerta, lo recibió un hombre vestido con una camisa negra y unos pantalones rayados en tonos grises. Dennis Hearts recuerda además que sostenía una botella verde de bebida ligera en la mano al hablar. (¿No les dije que recordaran la botella?) La conversación, a pesar de ser breve, fue amable a causa del buen humor del hombre. Al fin regresó a la bicicletería de su padre sin tener idea de que acababa de conversar con Jay Sebring. Tampoco sabía que la responsable de comprar la bicicleta fue Abigail Folger. Eran alrededor de las 8:00 a 8:30 PM. Para cuando la medianoche dio paso al día siguiente, Jay Sebring y todos los que se encontraban con él dentro de la mansión, ya estarían muertos.
Wojciech Frykowski tomó esta fotografía de Jay Sebring fotografiando a su vez a Sharon Tate, en los jardines de la mansión de Cielo Drive, en 1969.
Una toma aérea realizada por la policía el nueve de agosto. Junto a la casa pueden verse el Porsche negro de Jay Sebring y el Pontiac amarillo de Abigail Folger. Abajo a la derecha, un patrullero detenido junto al portón automático de acceso, y el poste telefónico que se volvió infame. Aún existe al día de hoy.
“Madrugada del 9 de agosto de 1969”
Dennis Hearts no imaginó jamás que sería la única persona en salir con vida de la noche que cambió para siempre a la cultura pop occidental. En cierta forma fue el final del sueño americano y, sin duda alguna, la muerte del “movimiento hippie” como se lo conocía hasta entonces. La herida que marcó en la sociedad moderna en su conjunto aún se siente hasta el día de hoy. Es que unas horas después de que Dennis entregara la bicicleta, llegó hasta la mansión un Ford Galaxie del año 59, con la pintura descascarada en tonos marrón y amarillo. Dentro del vehículo viajaban cuatro de los nueve miembros de un grupo que pasaría a la historia como:
Los asesinos seguían las órdenes al pie de la letra, impartidas por el líder de la comunidad pocas horas antes; un hombre demente al que consideraban casi un Dios. Luego de detener el coche a cien metros de distancia, caminaron hasta el portón de la casa en medio de la oscuridad de Cielo Drive. Se aseguraron de trepar al poste telefónico para cortar la línea, dejando así incomunicada la propiedad. Y entonces se separaron…, con uno de ellos (una chica de nombre Linda Kasabian) montando guardia cerca del Ford Galaxie. Los tres restantes, un hombre y dos mujeres, se adentraron en la casa principal, a través de una ventana a la que cortaron la pantalla mosquitera. Pero antes asesinaron a un muchacho de diecinueve años, llamado Steve Parent, que se disponía a salir con su vehículo, luego de pasar parte de la noche en la casa de huéspedes. Lo peor quedaría reservado para quienes descansaban dentro de la mansión. El plan era simple, gracias a las indicaciones explícitas del líder de la comunidad hippie a sus seguidores: “Destrozar de la manera más brutal posible a todos los allí presentes.”
Charles Manson: El líder de "La Familia".
Y sus segundos al mando:
Abigail Folger al piano, acompañada de Sharon Tate, Jay Sebring y Wojciech Frykowski, momentos antes de ser atacados por "La Familia", según la visión de Quentin Tarantino.
Cuando la policía ingresó al salón principal de la casa, la mañana siguiente, notaron que a través de una viga del techo pasaba una soga gruesa. Un extremo se hallaba atado al cuello de Jay Sebring mientras el opuesto sostenía el cuello de Sharon Tate. La idea inicial de los seguidores de Manson fue la de ahorcarlos, pero Sebring se resistió, en un intento por proteger a la actriz. Tex Watson lo asesinó en respuesta. Los detectives encontraron a Abigail Folger y a Wojciech Frykowski en los jardines exteriores, víctimas de Patricia Krenwinkel y Tex Watson. A Susan Atkins le entregaron el plato principal: Sharon Tate, la única con vida todavía, que suplicó en vano antes de ser asesinada por ella. En total cinco personas morirían esa noche de agosto en el 10050 de Cielo Drive, sobre las colinas de Benedict Canyon. Oh sí…, Sharon Tate se encontraba embarazada de ocho meses, por lo que el recuento de bajas asciende en realidad a seis.
Linda Kasabian, en un intento por detener la masacre, corrió desde el Ford Galaxie hasta la casa, con la mentira de que venía la policía. Ya era demasiado tarde.
Jay Sebring fue un adelantado a su tiempo. Un visionario que decidió hacer sus propias reglas, desde el momento mismo en que La Marina intentó decirle cómo debía de cortar el cabello de los soldados. Él nunca estuvo dispuesto a seguir lo establecido por otros. Y su legado no debe de ser opacado por un grupo de hippies asquerosos, enemigos del jabón, que iban hasta las cejas de drogas cada día de sus inútiles vidas. La mezcla de genialidad (con talento y rebeldía pura) llevó a Sebring a crear un imperio millonario que cambió para siempre el estilo de Hollywood. Él fue también el responsable de presentar a Bruce Lee con el productor encargado del show televisivo “The Green Hornet”, en 1966. Jay conocía a Lee desde las exposiciones de artes marciales a las que asistía a verlo, y estaba seguro de que era alguien especial.
Jay Sebring, Roman Polanski y Sharon Tate, juntos en el año de 1968.
El edificio donde se localizaba el "Sebring...." se encuentra a la venta en 2024. Juro que lo compraría de tener la oportunidad.
Al ver el film “Spartacus” del año 1960, protagonizado por Kirk Douglas, recuerden quién fue el encargado de los estilos de cabello que se ven en pantalla. Lo mismo con “El Gran Escape”, “The Thomas Crown Affair”, “The Ugly American”, “Bullit”, “El Agente de Cipol” y “Butch Cassidy”. ¡Jim Morrison sí que se lucía cantando con ese cabello sobre el escenario! El “peinado en seco” de Sebring revolucionó al mundo entero. Para terminar de despedirse por todo lo alto, con solo treinta y seis años de edad, el estilista pasó sus últimos minutos protegiendo a una mujer embarazada. ¿Se puede ser más genial que eso? De haber vivido lo suficiente, estoy seguro de que habría llegado mucho más allá; más lejos de lo que cualquiera podría imaginar. Ese era su estilo personal…, el estilo Jay Sebring.
Jay Sebring
Fuentes Consultables:
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