Desastres de Hollywood: The Walking Dead "Cómo arruinar lo perfecto"
Hubo una época en que solo se hablaba de “The Walking Dead” y de sus personajes protagónicos. El mundo entero veía el show de televisión, creado por la cadena AMC, cada domingo por la noche. Al día siguiente del estreno semanal, las personas corrían a conversar de ello, con sus amigos o compañeros de trabajo; incluso con miembros de sus familias, como si cada siete días ocurriese el evento más extraordinario. Si alguien se perdía un episodio, lo primero que hacía era llamar por teléfono, para preguntar qué había sucedido durante esos cuarenta y cinco minutos de machacar zombies. En verdad era un fenómeno mundial a una escala pocas veces vista. Entre los años de 2013 a 2015, la adaptación del cómic creado por Robert Kirkman era el show de televisión más visto en el planeta Tierra. Cada noche de estreno lo sintonizaba en vivo el equivalente a tres veces la población actual de Noruega. A eso hay que sumar los países donde se estrenaba a la noche siguiente, para ser doblado o subtitulado de forma correcta. Así de grande era “The Walking Dead” por entonces. Pero estamos aquí para hablar de la caída en desgracia más brutal en la historia de la televisión. ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Cómo pudieron destruir un producto que le gustaba tanto al público? ¿En quién recae la culpa de lo ocurrido? Creo que será bastante divertido encontrar la respuesta. Y lo haremos juntos.
Rick Grimes con su mítico uniforme de sheriff.
El director y guionista Frank Darabont, conocido por ser el responsable detrás de varias adaptaciones cinematográficas de la obra de Stephen King, fue el encargado de presentar la idea de una versión televisiva al creador del cómic, Robert Kirkman. Ambos llevaron el proyecto a la cadena de televisión AMC. Era una apuesta arriesgada para la época, pero consiguieron el presupuesto necesario para encontrar un elenco con el que filmar seis episodios de prueba. La historia de “The Walking Dead” trata acerca de un policía de carretera llamado Rick Grimes, que despierta de un coma en una sala de hospital, para encontrarse con un mundo devastado por una infección que convierte en zombies a las personas. La humanidad fue casi exterminada y todo se encuentra en ruinas. La misión es salir en busca de su esposa, llamada Lori, y su hijo pequeño, Carl. Por el camino se topará con otros supervivientes que serán la base de su propia comunidad, acompañándolo de ahí en adelante tanto en las buenas como en las malas. Enfatizo lo de “malas” teniendo en cuenta la tónica de la historia.
Rick en la portada del primer número del cómic de Robert Kirkman.
El episodio inicial estrenó la noche de Halloween del año 2010 y fue un éxito rotundo. Con Fran Darabont como productor del show, la primera temporada contó con seis episodios, durante los que se presentaron algunos de los personajes principales de la historia: Glenn, Daryl, Shane (ex compañero de patrulla y actual amante de la esposa de Rick), Carol y Andrea entre otros. La trama lleva un ritmo y una acción alucinante debido a tan corta duración. Es ante todo lo que hace tan especial a la primera temporada del show. Fueron seis episodios perfectos. De ahí en más se utilizaría un formato de dieciséis episodios por temporada, divisibles en dos bloques de ocho cada uno. Los que vimos el show en su momento solemos usar la palabra “nefasto” para hacer referencia al nuevo formato. Pero de eso hablaremos más adelante. Lo cierto es que la temporada 1 sienta las bases del éxito que vendría. Pueden verse las reglas que rigen en un mundo caótico y violento por igual. Los personajes comienzan a establecer vínculos que formarán amistades o relaciones de pareja. La supervivencia básica se vuelve la meta a cumplir a diario. En el 2010, la audiencia mundial quedó atrapada por los sucesos narrados en “The Walking Dead”. Todo iría a mejor a partir de ese punto.
Daryl Dixon con su ballesta se volvió el favorito de muchos.
La segunda temporada llegó con la renuncia de Frank Darabont por “diferencias creativas”. Fue el turno entonces de Glen Mazzara de ponerse al frente del show. Y lo hizo de forma simplemente fenomenal, dándo un enfoque algo más lento, pero mucho más oscuro al mundo presentado. El arco argumental se trasladó de la ciudad al campo, al toparse Rick y los suyos con la granja de la familia Greene. Gracias a eso se suman a la comunidad Hershel (dueño de la granja) y sus hijas Maggie y Beth. Todos ellos serán importantes para el show. Al fin Rick Grimes tiene formado su grupo fiel de seguidores. La trama de esta temporada se centra en la búsqueda que realizan los protagonistas para hallar a la hija perdida de Carol. La revelación final de que la niña siempre estuvo muerta en el granero de la propiedad, con los demás zombies encerrados allí, fue la muestra perfecta de lo depresiva que era la visión de los guionistas.
Maggie se volverá una pieza fundamental del grupo.
Pero ni siquiera eso se compara con la lenta caída a la locura que sufre Shane durante esos episodios. Sin dudas es lo mejor de toda la temporada. También funciona como una muestra a futuro de lo que la audiencia verá en pocos años. El “foreshadowing” o “presagio” narrativo en la forma del personaje de Shane, llevado a cabo por los responsables del show, es uno de los momentos más geniales en la historia de la televisión. Shane en la temporada 2 no es más que Rick en las temporadas 5 y 6. La idea de que un mundo tan espantoso puede acabar por arrebatarte la cordura (y cualquier atisbo de piedad) comienza con Shane y sigue con Rick durante el desarrollo de “The Walking Dead”. Y se muestra al público mediante acciones erráticas e impredecibles de parte de ambos. Con Rick eso tarda un poco más, porque él estuvo en coma al comenzar la infección mundial, y no sufrió tanto tiempo en ese mundo como le sucedió a su amigo. La muerte de Shane a manos del propio Rick establece el punto final de su enfrentamiento. El éxito del show se incrementó junto con una audiencia que crecía sin parar a cada semana. Y las cosas iban a mejorar al año siguiente.
El entorno rural funciona de maravilla en la temporada 2.
La escena del granero, con Rick Grimes apuntando a la hija zombie de Carol.
La tercera temporada completa es considerada por muchos (yo me incluyo entre ellos) como la mejor de todas. Uniéndose con la primera mitad de la cuarta temporada, forman el arco argumental que muestra la guerra entre la comunidad de Rick Grimes, y el primer villano que representa verdadero peligro en “The Walking Dead”. Hablo, por supuesto, del Gobernador. Un demente psicópata que hará todo lo posible por destruir la prisión abandonada, donde Rick y los suyos se refugian de las hordas de zombies, luego de perder la granja de la familia Greene en un incendio. La tercera temporada es la que presenta al personaje de Michonne con su katana japonesa. Ella es la responsable de quitarle un ojo al Gobernador, obligándolo a usar un parche a partir de entonces. A pesar de tanta acción todavía existe lugar para el lado oscuro de la mente humana. Los guionistas lo insertan en la forma de la subtrama del teléfono sonando en la prisión, con la intención de hablar con Rick durante varios episodios. Desconocidos llaman para explicarle que aún existían otras comunidades seguras, esperando a recibirlos a todos con los brazos abiertos. Y es otra muestra de qué tan alta se encontraba la calidad del show en ese momento. La revelación de que el teléfono nunca estuvo conectado a la línea, siendo todo imaginado por Rick, al ceder ante la presión por sobrevivir, fue un golpe similar al de la segunda temporada, con la hija muerta de Carol en el granero.
El set de filmación de la prisión abandonada es por lejos el mejor de toda la serie.
El Gobernador
Michonne: ¿Existe algo más genial que ella?
Las escenas del teléfono son una joya.
Aquí se establece el concepto de que cualquier personaje principal puede morir a cada minuto. El nivel de tensión que Glen Mazzara consiguió generar durante esos episodios es difícil de explicar sin haberlos visto en su momento. Pero basta recordar las muertes de Lori, Hershel y Andrea para comprender que nadie se encontraba a salvo allí. Cualquier domingo por la noche podías ver a tu personaje preferido muriendo frente a tus ojos. Ese era el mundo cruel de “The Walking Dead” desplegado en la pantalla; el mismo que había llevado a la locura al pobre de Shane un año atrás. Suele considerarse a la tercera temporada como una y media en realidad, por la importancia que posee el arco narrativo del Gobernador. También gracias al formato de ocho y ocho episodios que producía un quiebre tan marcado en la historia. La batalla final entre Rick y el loco del parche en el ojo, durante la primera mitad de la temporada cuatro, y que lleva a la destrucción de la prisión como hogar, marca el fin del villano que tanto nos asustó. El Gobernador sufre una muerte sangrienta…, al igual que las ilusiones de la audiencia en cuanto al show. Es en este momento en que renuncia Glen Mazzara a su puesto. La serie que amábamos se iría al demonio de aquí en adelante.
Andrea le complicará la vida a Rick al enamorarse del Gobernador.
Rick Grimes y El Gobernador se reúnen para negociar.
El siguiente es un ejemplo de lo geníales que eran estos personajes:
Gobernador: Creí que eras un polícia, no un abogado.
Rick: Al menos no pretendo ser un gobernador.
Gobernador: Te lo dije... soy el líder de esta gente.
Rick: Eres el borracho del pueblo, que pateó mi valla, y arruinó mi jardín. Nada más que eso.
El Gobernador es para muchos el mejor villano de toda la serie.
Con “The Walking Dead” convertido en un fenómeno cultural, arribó en la segunda mitad de la cuarta temporada Scott Gimple, como productor y responsable principal. A él debemos de agradecer las peores ideas que vería implementadas el show. Con la excusa de que sin la prisión como hogar base, los personajes se encontraban ahora separados luego de la batalla, Gimple decidió reemplazar la fórmula narrativa utilizada hasta entonces por una muy diferente. Comienza aquí el arco argumental de Terminus, la tierra prometida a la que debían de llegar los protagonistas. Pero en vez de viajar juntos, como sería lo más lógico, lo hacen por separado. Ahora voy a explicar que tan grave es esto en términos de escritura de una historia. Los que recuerden el cambio en los episodios por esos años ya deben de estar retorciéndose de dolor. Aquí llega el primer gran error cometido por los guionistas. Y es uno del que jamás logró recuperarse el show.
Scott Gimple: El destructor de todo.
La trama de Terminus fue una completa pérdida de tiempo.
A la hora de contar los eventos de “The Walking Dead”, Scott Gimple impuso lo que suele llamarse “Narrativa Boomerang” o “Narrativa Circular”, que se traduce en un episodio entero centrado en un personaje o grupo reducido de personajes. Para apoyar esta estructura de narración introdujo un sin fin de personajes nuevos salidos de la nada. El resultado fue el siguiente: Imaginen un círculo formado por cuatro flechas que se mueven en el sentido del reloj. La trama comienza con Rick Grimes, el protagonista y, por lo tanto, quien toma las decisiones importantes. Su episodio es lo que todos queremos ver; el final del mismo, nos deja en espera de más. Bien..., a la semana siguiente encendemos la televisión para seguir sus aventuras, pero nos encontramos en cambio con un episodio que trata sobre otro personaje diferente, haciendo cosas diferentes, en un lugar diferente. Por supuesto que es un episodio donde no sucede nada interesante, porque es Rick, como líder del grupo, el responsable de hacer avanzar la historia. A la semana siguiente encendemos la televisión, y nos topamos con otros personajes diferentes, en otra zona diferente del mapa, haciendo más cosas diferentes que a nadie le interesa. Y lo mismo a la semana siguiente.
La base de Terminus no era más que la cocina de una comunidad de caníbales. Rick y su grupo la voló por los aires con una explosión.
El problema con la narración boomerang o circular es que destruye por completo la continuidad de la historia. Es irritante y molesta para el público, porque… siguiendo el ejemplo del círculo hecho con cuatro flechas, luego de ver el episodio con Rick Grimes, debemos de esperar un mes entero para saber cómo sigue su historia, que es en definitiva la trama del show. Y así dos veces hasta completar los ocho episodios que dividen las temporadas a la mitad. Es decir, que cuando se completa el círculo por segunda vez, llega el descanso de temporada. ¡Un descanso de seis meses! Para luego volver a caer en el mismo ciclo, con un episodio bueno, y tres de relleno insufrible con personajes que a nadie le importan. La única razón que tenía Scott Gimple para utilizar este formato descarado fue el estirar el show durante más temporadas. Y no sería el único truco barato que implementaría a lo largo de los siguientes años. Lo que tenía preparado para insultar a la audiencia apenas comenzaba, porque de la mano de la “narración circular” llegaron otros problemas.
"Muchas gracias, Sr. Gimple."
Ahora, al mejor estilo de Scott Gimple, los haré esperar un mes para saber cómo sigue la historia de la caída de “The Walking Dead” ¿Lo ven? Ya saben lo que se siente. Pero les prometo, que no darán crédito a sus ojos, cuando vean lo bajo que cayó el show en las temporadas siguientes. ¡Nos vemos en un mes!
Fuentes Consultables:
Aaaaah, ¿haciéndome esperar otro mes eh? Te voy a hackear la Pandora :) Buena entrada
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