Historias de Hollywood: Febrero a Julio de 1988 “Dios se volvió loco”

 

Existen momentos que nos dejan boquiabiertos, al punto de ser algo difícil olvidarlos. En lo personal, hablar de estos casos me resulta tan fascinante como espantoso. Se trata de esa clase de situación en la que, en comparación, agradeces la oportunidad de poder llevar una vida plena. Si quisiera tensar un poco más el hilo de la conversación, agregaría que hasta te hace dudar, sobre cuánta fe puedes mantener viva, en esos seres a los que la gente le reza a diario. Imagino que la respuesta difiere según la persona que decida pensar en ello. Sin embargo, estoy más que seguro que entre febrero a julio del año de 1988, muchos en Hollywood debieron de hacerse esa misma pregunta. El público americano, junto con la industria del cine, recibieron dos bofetadas inesperadas que los pusieron de rodillas. Y enfatizo lo de “inesperado” más que nada en el primer caso del que hablaremos, porque en el segundo… digamos que desearía tener una máquina del tiempo, y una katana forjada por Shakku Arai, para evitar que la vida sea tan injusta. Sin mayor introducción, siguiendo un orden cronológico de los eventos, aquí viene la bofetada inicial: 

 

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 Heather O´Rourke & Judith Barsi.

 

Heather O´Rourke 

 

Nacida el veintisiete de diciembre del año 1975, en San Diego, Estado de California, comenzó a trabajar desde pequeña en comerciales de televisión para cadenas de comida rápida como Long John Silver´s o McDonald´s. También fue la imagen preferida de Mattel para promocionar juguetes como Rainbow Brite o la propia Barbie. (Tengo una amiga que es dueña de una de esas Barbies originales de los ochentas y en la caja aparece la niña. ¡El empaque es una pasada!) Pero fue sin duda su faceta como actriz la que se robó la atención del público. Su primer trabajo en televisión fue en el año de 1981 para el show “Fantasy Island”. Ya saben, donde una isla mágica te cumplía el sueño de ver una lista de actores random participando de episodios mega aburridos y sin sentido alguno. Por fortuna para Heather, en 1982 se encontraba almorzando en la cafetería de los Estudios MGM, cuando Steven Spielberg la descubrió, y decidió ofrecerle el rol que cambiaría su vida para siempre. 

 

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 Heather como rostro de Mattel en los ochentas.

 

Heather O´Rourke se convirtió en Carol Anne para el film de terror “Poltergeist” dirigido por el genio de Tobe Hooper, sobre una familia que se muda a una casa embrujada en un barrio en desarrollo. Producido por Spielberg, con un presupuesto de diez millones de dólares, recaudó setenta y siete. A partir de ese momento se disparó la popularidad de la niña. De 1983 a 1985 participó en shows de televisión como “Chips”, “Happy Days” y “Webster”. Y en el año de 1986 llegó “Poltergeist 2”. A pesar de que el público no pareció apoyar demasiado la idea de una secuela, recaudando la mitad de dinero que la original, la fama de Heather la convirtió en una de las actrices infantiles más famosas de Hollywood. Pero a partir del año 1987 su salud comenzó a dar señales de que se aproximaban problemas. 

 

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O´Rourke en escena de "Poltergeist" (1982).

 

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Alucinante póster para el film


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Junto a Emmanuel Lewis en el set del show "Webster" (1983).


La filmación de la tercera parte de “Poltergeist”, fue realizada en el John Hancock Center (un rascacielos de la ciudad de Chicago), conocido por ser el lugar donde murió Chris Farley en el año de 1997. El film fue un despropósito que nadie pidió, donde todos lucen horribles por alguna razón. Pero en ninguno de los miembros del elenco es tan notorio el deterioro físico como en Heather, que luce hinchada y cansada, a causa de los medicamentos que debía ingerir. El guion de la película no tiene por donde cogerse. Y todo se ve de cinco pesos, tanto en las actuaciones, como en los efectos especiales. Es una producción que luce terrible en todos los aspectos imaginables, y que pretendía rascar algunos dólares, gracias al nombre de la película original. Durante parte de 1987, la niña tuvo que lidiar con constantes malestares, como problemas intestinales. Pero nadie se encontraba preparado para lo que vendría en solo pocos meses.

 

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875 North Michigan Avenue: El John Hancock Center.


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El edificio en el póster de la película (1988). 
 

El primero de febrero de 1988, mientras descansaba en su hogar de Lakeside, en las afueras de San Diego, la niña enfermó de tal manera que debieron de llamar a una ambulancia. Para cuando arribaron los médicos, Heather ya había colapsado. La trasladaron a un hospital de la zona, y luego en helicóptero, a uno especializado en niños, de mayor complejidad. Los que deseen profundizar en los detalles acerca de la causa de su muerte, o lo que debió de sufrir durante esas horas, pueden hacerlo si quieren, pero yo me rindo aquí. Su cuadro médico fue un espanto que desearía no haber leído jamás. Y no tengo intención alguna de dejarlo por escrito aquí. En otras palabras, Heather O´Rourke fallecía ese mismo día a la edad de doce años. La noticia llegó de inmediato a un público anonadado e incapaz de procesar lo que sucedía. “Poltergeist 3” se estrenó cuatro meses más tarde, recaudando todavía menos taquilla que la segunda parte. Las personas simplemente ya no querían verla así de enferma frente a las cámaras. 

 

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 El complejo de apartamentos donde vivía Heather y su familia.

 

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 Recorte de periódico sobre la muerte de la actriz en 1988.

 

Vaya forma de comenzar el año de 1988. Nada podría ser peor que esto, ¿verdad? Uhm…, ¿verdad? Oh cierto: aquí llega la bofetada número dos:

 

Judith Barsi

 

Nacida el seis de junio de 1978, en Los Ángeles, California, Judith se destacó también por aparecer en comerciales de televisión para cadenas de comida rápida como Kentucky Fried Chicken o McDonald´s. Al igual que Heather O´Rourke, trabajó como imagen de Mattel para sus diferentes líneas de muñecas. Hija de inmigrantes húngaros, Judith fue descubierta por un agente mientras patinaba en el hielo en un mall. Su primer trabajo en un show de televisión fue para “Fatal Vision” una miniserie de drama. A eso le siguieron apariciones en otras series míticas de los ochentas como “The Twilight Zone”, “Remington Steele”, “Cheers” y “The Love Boat” además de algunas películas para televisión. El talento natural de la niña la llevó a crearse un nombre propio en la industria. Ganaba tanto dinero que su familia pudo mudarse a una casa en West Hills, un barrio suburbano en el oeste del Valle de San Fernando. La propiedad aún existe, ubicada en una esquina con su jardín frontal amplio, pero con ciertas modificaciones en la estructura original. 

 

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Judith junto a Pierce Brosnan en escena del show "Remington Steele" (1986).  

 

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 Con Ted Danson en el set del show "Cheers" (1986).

 

Mientras la fama se acrecentaba, Judith Barsi disfrutaba de la típica niñez en Hollywood con la que sueña cualquier niño. Como por ejemplo, tener que ausentarse de la escuela, y de sus amigos, por compromisos laborales que le ocupaban la mayor parte del tiempo. Pero por fortuna podía compensar la explotación comercial de la que era víctima con una vida familiar amorosa. Su madre, María Barsi, hacía todo lo posible por mantenerla fuera de la casa, ocupada en filmaciones, o pasando tiempo juntas en un apartamento que rentaba en la zona de Panorama City, también en el Valle de San Fernando. La razón era muy sencilla: Cuando se encontraban en la casa principal, el padre de la familia (cuyo nombre e imagen omitiré aquí para ahorrarme las náuseas), se entretenía golpeando a su esposa con todo lo que tenía a mano. Se trataba de un perdedor absoluto, alcohólico y depresivo, que resentía también la fama lograda por la niña.

 

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22100 Michale Street, el hogar de los Barsi en la actualidad. 


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Judith y su madre, María Barsi.


En el año de 1987, llegó la gran oportunidad de Judith, al formar parte del elenco del film “Jaws 4” conocido en hispano América como “Tiburón 4: La Venganza”, protagonizado por Michael Caine y Lorraine Gary. Sí, Judith es la cría adorable que aparece en la película. Quienes la hayan visto la recordarán por varias escenas. Pero para entonces las filmaciones con ella se tornaron algo complicadas, porque rompía a llorar de la nada o exhibía comportamientos aleatorios, como lastimarse a sí misma sin razón alguna. Desde hacía varios meses, la dinámica familiar había virado un poco, haciendo que su padre centrara ahora la atención en agredir a la niña. La golpeaba, empujaba, gritaba, tironeaba del cabello o simplemente destrozaba los juguetes que tanto le gustaban. También amenazaba con asesinarla, y luego a su madre, casi a diario. Judith Eva Barsi tenía por entonces nueve años. Nueve... puñeteros... años. Por eso hablaremos ahora de mis queridos amigos del Departamento de Policía de Los Ángeles.

 

 Judith en escena de "Tiburón 4: La Venganza" (1987).

 

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En el set de filmación de "Jaws 4"

En diciembre de 1986, María logró juntar el poco valor que poseía, para llevar adelante la denuncia por agresión contra su esposo, alertando a las autoridades de la ciudad. Los peores policías del mundo, como a mí tanto me gusta llamarlos, desestimaron la denuncia de inmediato por considerar que “no existían evidencias de peligro en el hogar” o algo por el estilo. Ni siquiera se molestaron en interrogar al padre, porque todo en Hollywood es maravilloso, y nada malo sucede jamás. Satisfechos por otro caso complejo cerrado con éxito indiscutible, los miembros de la Policía de Los Ángeles regresaron a lo que mejor saben hacer: Dar pena ajena y proteger pederastas adinerados en la industria del cine. Para festejar que su nombre se encontraba ahora limpio de toda sospecha, el padre de la familia Barsi tomó una sartén, y golpeó a Judith directo en el rostro, provocando una hemorragia nasal a la niña. 

 

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LAPD: Al servicio de la comunidad.

 

En 1987, cuando la pequeña se disponía a viajar a las Bahamas para las filmaciones de “Jaws 4”, la sujetó para luego apoyarle un cuchillo en el cuello, amenazándola para que no intentase abandonarlo, con la excusa del viaje en avión. Para mayo de 1988 el colapso nervioso de Judith obligó a su madre a enviarla a un psicólogo infantil. Los resultados del examen fueron un desastre, como era esperado. La consecuencia inmediata fue una llamada al Departamento de Protección Infantil, que no llevó a cabo ningún tipo de acción al respecto, porque María aseguró que tenía planeado divorciarse de su esposo, para poder así abandonar la casa que compartían. ¡Listo, todo solucionado! Vayamos a comer algo. 

 

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El póster de la película (1987).

 

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Judith y su madre, atrapadas por un sistema judicial inútil.


Los dos proyectos más importantes en la carrera de Judith Barsi son sus trabajos de doblaje para los clásicos de animación “The Land Before Time” de 1988, producida por Lucasfilm, donde dio voz al personaje de Ducky, y “All Dogs Go to Heaven” (que los niños de hispano América conocimos como “Todos los Perros Van al Cielo”) del año 1989, dando voz al personaje de Anne-Marie. Ambas son joyas de la animación dirigidas por Don Bluth, responsable también de otras maravillas como “Bernardo y Bianca” (1977), “Anastasia” (1997) o “Un Cuento Americano (1986)”. Quién no recordaría con una sonrisa al ratón Fievel y esa canción de “No hay gatos en América... y las calles de queso son”. Ser crío en los años ochentas fue una experiencia incomparable en todos los sentidos. Esa generación es en verdad muy afortunada. En cambio, los niños de ahora tienen que soportar a la cabeza hueca de Rachel Zegler, en el rol de una Blancanieves socialista, y sin enanos a su lado. ¿Qué podría “malir sal” con eso, cierto? Por fortuna, a ese film de Disney no lo verá ni el que limpia la sala del cine. 

 

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Póster para "The Land Before Time", (1988).


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Burt Reynolds y Judith Barsi con sus personajes de Charlie y Anne-Marie en "Todos los Perros Van al Cielo", (1989).


Los que hayan visto “The Land Before Time” y “All Dogs Go to Heaven” sabrán que el doblaje realizado por Judith es una maravilla, teniendo en cuenta la edad que tenía, al momento de grabar las líneas de diálogo. Aunque las películas se estrenaron en los cines tarde; demasiado tarde, a decir verdad. Entre ambos films es “Todos los Perros Van al Cielo” el más difícil de ver. Reto a cualquiera a verlo hasta el final sin llorar ni una sola vez. Pero tener que verlo, escuchando la versión en idioma original, con la voz de Judith Barsi, convierte el reto en una tarea casi imposible de lograr. ¿Acaso creen que exagero al decirlo? Pues si son tan valientes, entonces lean lo que sigue a continuación. Les aseguro, que después de esto, solo ver el póster de la película les aflojará las rodillas. Como suele decirse por ahí: “Todos son unos gangsters hasta que comienzan a volar las balas.”

 

Judith_Barsi_Todos_los_perros_van_al_cielo_1989
Póster para la película, (1989). Dios, esto sí que es cine del bueno. 


Cerca de las ocho de la mañana del veintisiete de julio de 1988, la vecina de los Barsi creyó escuchar una detonación. Luego observó humo saliendo del interior de la casa ubicada en West Hills. Fue entonces que llamó al 911. Cuando el Departamento de Policía de Los Ángeles arribó al lugar, encontró una escena que afectó a varios de sus miembros, al extremo de que fueron fotografiados por la prensa, llorando en el jardín frontal de la propiedad. Ese fue el precio que tuvieron que pagar por dejar a una niña pequeña, y a una madre aterrada, a merced de un desperdicio de oxígeno que no merece ser llamado padre, ni tampoco esposo. Dos días antes, mientras Judith de diez años de edad dormía en su cuarto, él ingresó hasta colocarse junto a la cama, y le disparó directo a la cabeza. El ruido despertó a María que corrió hacia el dormitorio de su hija. Pero por el camino se encontró con el asesino que, después de obligarla a ponerse de rodillas en el pasillo, acabó con ella también. Por alguna razón, él continuó viviendo en la casa el siguiente par de días junto con su familia muerta. Al fin, el día veintisiete, decidió iniciar un incendio para quemar los cuerpos y la casa. Pero como el inútil que era, no fue capaz de lograrlo, y se disparó a sí mismo en el garaje de la propiedad.

 

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 La policía rodeando la escena del crímen. 


Judith_Barsi_death_newspaper_1988
Recorte de periódico con la noticia en julio de 1988.


En un plazo de seis meses, Hollywood perdió a dos de las tres actrices infantiles más talentosas de la industria. La única sobreviviente de esa generación de ensueño fue Drew Barrymore; aunque tampoco lo tuvo demasiado sencillo, al crecer bajo los focos de la industria del cine. Lo ocurrido con Heather O´Rourke y Judith Barsi fue un golpe brutal para el público americano (y también para los estudios) que planeaban convertirlas en estrellas. Esta no fue una entrada fácil de escribir para mí. Y estoy seguro, que tampoco de leer para ustedes. Tal vez algún día me encuentre con Buda, y le pregunte por qué suceden cosas como estas. Juro que lo haré, al verlo de frente con sus ojos cerrados que todo lo ven. Conociéndolo como lo hago, de seguro me dirá algo bonito para dejarme tranquilo. Algo por el estilo de “lo bueno es malo y lo malo es bueno y todo es nada” que suele ser su marca de fábrica. Yo le responderé que aún así no es justo. Pero hay algo que debemos de recordar... 

 

Y no olvidar jamás:

 

Existen aspectos de la vida que no pueden negarse. Es que los humanos somos tercos por naturaleza. Y las deidades, si existen, tienen la paciencia inherente a la eternidad. ¿Lo malo es bueno y lo bueno es malo? Es un completo horror lo ocurrido a esas niñas. A pesar de ello, en sus últimos momentos, justo antes de caer en coma, Heather O´Rourke le dijo a su madre que la amaba. Fueron sus últimas palabras… y muy bonitas si las hay. Judith Barsi, por su lado, se encontraba dormida cuando el arma se disparó. Y jamás se enteró de nada de lo ocurrido allí. Tal vez las cosas suceden de cierta forma que no comprendemos del todo. Tal vez, Buda sea Buda por una buena razón.

 

 

Judith_Barsi_birthday_1986

 Judith Barsi





Fuentes Consultables:

 

Imdb.com 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


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