Lugares de Hollywood: El Sidewalk Café "La tumba de Thelma Todd"
Talentosa y acaudalada eran las palabras que debían de utilizarse para describir a Thelma Todd a mediados de los años treintas. Inteligente como pocas, brilló a la par de Laurel & Hardy, Buster Keaton, y los Hermanos Marx, con los que protagonizó una saga de films creados por la productora Paramount Pictures. (También se la recuerda por protagonizar en la versión original de “El Halcón Maltés”, junto al mítico Ricardo Cortez, filmada en 1931.) Pero eso no fue suficiente para ella que, invirtiendo parte de sus ahorros, decidió establecer su propio restaurante a mitad de camino entre Malibu Beach y Santa Mónica. Lo hizo compartiendo gastos con su pareja del momento, el director de cine Roland West. El negocio rindió frutos de inmediato, convirtiéndose en una parada obligada para quienes transitaban por la Carretera Roosevelt. Era también una ubicación soñada a las afueras de Los Ángeles, a pocos kilómetros de los estudios de filmación que la hicieron tan famosa. Thelma Todd, conocida como “Hot Toddy” para la mayoría del público americano, debió de ingresar por esa puerta miles de veces sin problema alguno. ¿Quién soñaría que una simple noche en invierno bastaría para mandar todo al demonio? Lo que sucedió en el año de 1935 dejó atónita a la industria del cine. Y es aún al día de hoy uno de los misterios más aterradores en la historia de Hollywood.
El Sidewalk Café fue construido en el año de 1928 por el arquitecto Mark Daniels. La edificación, en un estilo español colonial y mediterráneo, aún existe y tiene como dirección exacta el 17575 Pacific Coast Highway, en la comunidad de Pacific Palisades. En su época fue toda una rareza, al encontrarse en medio de un barrio residencial exclusivo. En aquellos años, en los que el desarrollo inmobiliario no era ni por asomo la aplanadora de colinas verdes que es en la actualidad, el edificio se alzaba casi en completa soledad. Con esa ubicación junto al mar y frente a la playa, bajo los rayos del sol, debía de ser todo un paraíso. Sin embargo, al caer la noche la cosa cambia bastante. Es bajo el abrigo de la oscuridad que lo ocurrido a Thelma Todd nos invita a resolver el enigma.
Mark Daniels: el genio detrás del diseño.
La planta alta de la edificación, con ventanas que ofrecían vistas al Océano Pacífico, ubicado a solo unos metros de distancia, fue la elegida por Thelma como vivienda permanente. Por su parte, Roland West se decidió por construir una mansión para sí mismo en lo alto de la colina, justo por encima del restaurante. Ambas propiedades se conectaban mediante tres escaleras de concreto que ascendían desde la Carretera Roosevelt hasta Castellammare Drive y desde ahí a Posetano Drive, donde se emplazaba el garaje que pertenecía al hogar del director. Eran doscientos setenta escalones en total, expuestos al viento frío del mar. Allí, en el estacionamiento de dos puertas que daba a la calle Posetano, solía guardar Thelma su vehículo, un Lincoln KB modelo 1932.
El director Roland West en el año 1935.
El sábado catorce de diciembre de 1935, la actriz de veintinueve años se preparó para asistir a una fiesta en el famoso local “Trocadero”, organizada por el padre de la actriz Ida Lupino. Según testimonios del resto de los invitados, Thelma bebió y bailó hasta que, cerca de las tres de la mañana, decidió regresar a su residencia en el Sidewalk Café. El chófer personal de Todd, Ernest Peters, declararía que ella se veía más callada de lo usual, sentada en la limusina de alquiler. (El Lincoln de Thelma permanecía en el garaje de la mansión de Roland West y solo ella lo conducía.) Cuando llegaron a destino, y se ofreció para acompañarla hasta la puerta del restaurante, la rubia se negó de plano. Fue la última vez que alguien admitió verla con vida. Y el comienzo de noventa años de supuestos alimentados por lo que ocurrió un día después.
El Café Trocadero: 8610 de Sunset Boulevard.
El lunes dieciséis de diciembre de 1935, la mucama personal de Todd, de nombre May Whitehead, se dirigió al garaje de Posetano Drive para extraer el coche de la actriz y conducirlo colina abajo hasta la puerta del Sidewalk Café. Era una actividad rutinaria, porque Thelma quería disponer de su vehículo en caso de dirigirse a los estudios de filmación. Al ascender las escaleras interminables, y aproximarse al garaje, notó que las puertas se encontraban cerradas pero sin trabar. En el interior aguardaba el Lincoln KB modelo 1932. Dentro del mismo, sobre el asiento delantero, yacía el cuerpo inerte de Thelma Alice Todd. La mucama corrió escaleras abajo para utilizar el teléfono del restaurante. De inmediato logró contactarse con Roland West, dando comienzo a uno de los capítulos más vergonzosos en la historia del Departamento de Policía de Los Ángeles. Como escritor, que lleva años rebuscando en las sombras de Hollywood, he visto hasta el hartazgo lo que sucede cuando se levanta el teléfono para avisar de estas cosas.
Los periódicos no tardaron en dar la noticia al público americano.
West, iniciando a su vez el control de daños, llamó a los estudios de filmación para esparcir la noticia. Fueron los directivos de Hollywood los que dieron al fin aviso a la policía. Al igual que sucedió con la muerte del esposo de Jean Harlow, solo tres años antes, el accionar policial estuvo dirigido desde el inicio por los poderosos en la industria. La preservación adecuada de la escena del crimen, para la subsecuente investigación, fue inexistente por no encontrar un término más adecuado. La madre de la actriz, la señora Alice Todd, no perdió tiempo en dejar claro a la prensa que se trató de un asesinato. Luego de una parodia de análisis criminal, que incluyó testimonios en tribunales por parte de Roland West y May Whitehead entre otros, el fiscal asignado se apoyó en la autopsia del cuerpo para cerrar el asunto con un título para el recuerdo: Muerte Accidental con Posibles Tendencias Suicidas. Que pena que olvidaron agregar “Posesión Demoníaca y Posibles Abducciones Ovnis” para dar mayor peso a la conclusión del caso.
Un detective admira la escena. Puede verse que Todd aún viste con las ropas de la reunión en el Trocadero; también lleva los zapatos de fiesta, que serán importantes junto con la posición de su cuerpo. Pero hablaremos de eso más adelante.
Ahora, a diferencia de lo que demostraron lograr los peores policías del mundo, vamos a hacer nuestra propia investigación de los hechos. Seremos nosotros los encargados de analizar los sucesos que llevaron a Thelma Todd de esto:
A esto:
Lo ideal es comenzar por la versión oficial de la policía, que en lo personal encuentro tan creíble como el asesinato de J.F.K. a manos de Lee Harvey Oswald; más conocido como el mejor tirador que ha presenciado la humanidad. La “bala mágica” que asesinó al Presidente será en esta ocasión el nivel de alcohol en la sangre de la actriz. Según las conclusiones de la fiscalía, debemos dejar de lado cualquier atisbo de sentido común, y solo dejarnos llevar por la corriente. Lo que sigue es un verdadero insulto a la inteligencia humana misma.
Reporte Oficial:
En la madrugada del quince de diciembre de 1935, al regresar a su hogar, Thelma Todd se encontraba ebria hasta las orejas; tanto que de haber encendido un cerillo a su lado, habría estallado en llamas. Una vez que el chófer se despide de ella, por alguna razón bastante conveniente, es incapaz de ingresar a su apartamento del Sidewalk Café. Borracha como estaba, se dirige a la escalera de concreto para ascender los doscientos setenta escalones en casi plena oscuridad (en invierno y a merced del viento proveniente del Océano Pacífico), utilizando zapatos con tacones altos. Lo hace con la intención de despertar a Roland West en su mansión ubicada en las alturas de Posetano Drive.
Una de las tres escaleras, fotografiada en el año de 1935.
Al arribar a esa calle, y después de caminar hacia la derecha más de trescientos metros por un camino desolado, gracias a la magia de la imaginación, decide en cambio dejar tranquilo a West. Ahora se le antoja ingresar al garaje donde guarda su Lincoln de cuatro puertas. Abre el portón para adentrarse y luego lo cierra tras ella. En medio de la noche, no se molesta siquiera por encender las luces del interior del garaje. Apoyándose en su habilidad especial para ver con claridad en la oscuridad absoluta, Thelma se desplaza por el lugar. Abre la puerta del lado del conductor en su coche, ubicándose en el asiento delantero, sin cerrar la puerta. Después enciende el motor para ir a ningún lugar porque acaba de llegar… y ahora sí está tan borracha como para caer dormida. Se desploma sobre el volante, ocasionando las lesiones en la boca, nariz y el cuello, que su cuerpo presentaría más tarde en la autopsia.
Thelma Todd muere entonces a causa del envenenamiento por monóxido de carbono, creado desde el vehículo en funcionamiento, dentro de un garaje cerrado. El Lincoln debió de tener un volante fabricado en titanio macizo (de un gran diámetro además), porque el golpe ocasionó un reguero de sangre en el interior y parte del tablero de mando. Y porque ella se encontraba sentada en la zona central de un asiento delantero continuo; no tras el volante mismo. Como dato adicional en contra de esta vergüenza de trabajo policial, los asistentes a la fiesta en el Trocadero, aseguraron que la actriz no se encontraba ebria cuando abandonó la reunión. También aseguraron, y esto es muy interesante, que ella pidió utilizar el teléfono del local para alertar a Roland West de que se encontraba en camino al Sidewalk Café. Como siempre, queda en ustedes el creer o no en el reporte oficial presentado por la Locademia de Policía de Los Ángeles.
Ahora que dejamos atrás la versión oficial, hablemos de las otras dos opciones, que fueron desechadas de inmediato desde la fiscalía por carecer de evidencias sólidas. Y que el resto del planeta acepta como verdaderas:
Escenario 1
-El director Roland West esperó por Thelma en la soledad del Sidewalk Café, furioso porque ella asistió a la fiesta en el Trocadero en contra de sus deseos. Una discusión inició entre ellos hasta que, en cierto punto, él decidió darle una paliza (y ahorcarla) hasta lograr que pierda el conocimiento o muera. La llevó entonces hasta el garaje de Posetano Drive con su propio coche para colocarla dentro del Lincoln, con el motor encendido, para simular un suicidio o accidente. Luego se comunicó con los estudios de filmación para utilizar sus contactos y salir librado de lo ocurrido. Eso explicaría las lesiones en el cuerpo de la actriz, junto con la falta de marcas de desgaste en las suelas de sus zapatos de fiesta, que habrían aparecido de haber ascendido los doscientos setenta escalones de concreto, y caminado trescientos metros por Posetano Drive. El historial de conflictos y violencia física en la relación por parte de West apoya también esta teoría. Su único error fue apagar las luces al salir del garaje.
Recorte periodístico con la fotografía del garaje y un título sensacionalista insertado, (1935).
Escenario 2
-La
mafia de la ciudad de Los Ángeles asesinó a la actriz. Era sabido
que el crimen organizado de la época se dividía entre la
distribución de drogas, dentro de los estudios de filmación, y las
apuestas ilegales y la prostitución, en los locales nocturnos de
moda. El Sidewalk Café, con una clientela de famosos de Hollywood,
se volvió pronto el centro de atención para los mafiosos de turno
que intentaron hacer negocios allí. El problema fue que Thelma Todd
no era la típica rubia bonita y tonta. Ella no quería tener nada
que ver con gentuza como esa. De hecho, se puso en contacto con la
Oficina del Fiscal para denunciar las presiones que recibía. Por
supuesto, nunca llegó a presentarse a la audiencia, porque estaba
demasiado ocupada muriendo dentro de su Lincoln
modelo treinta y dos. Esta teoría también se sostiene sobre las
lesiones de su cuerpo y la falta de marcas en las suelas de los
zapatos. La ubicación remota del restaurante, junto con la oscuridad de la noche, le brindaron a la mafia el entorno ideal para asesinarla. Su único error, al igual que con West, fue apagar las luces del garaje al salir.
La verdad de lo ocurrido en el Sidewalk Café, y dentro del garaje de Posetano Drive, se mantiene esquiva hasta nuestros días. Pero haré una aclaración importante, porque estas cosas hacen que me hierva la sangre en las venas. ¿Qué es lo que tanto me molesta? Ver a una chica bonita y talentosa, como Thelma Todd, siendo asesinada sin la menor consecuencia. Y todo gracias al desgano del vomitivo Departamento de Policía de Los Ángeles, que siempre ha trabajado al mejor postor. Ya sea Roland West, con sus contactos en Hollywood, o la mafia bajo el mando de Lucky Luciano o Al Capone (y los sobornos que repartían en los juzgados) jamás conoceremos al culpable. Por fortuna, como suele decirse: "Puedes engañar a algunos algunas veces pero no a todo el mundo todo el tiempo."
Esa noche de invierno de 1935 marcó un punto de quiebre en cuanto a la percepción que el público americano tenía sobre el accionar policial... cuando son las grandes estrellas de Hollywood las que se meten en problemas. Las personas se volvieron menos inclinadas a aceptar lo que les presentaban como una verdad absoluta. Y eso se notaría en los siguientes años con casos como los de Marilyn Monroe o Lana Turner; incluso extendiéndose a lo ocurrido con Natalie Wood décadas después. Podría decirse que aprendieron que, cuando ven algo que camina como un perro, ladra como un perro, y mueve la cola como un perro, de seguro se trata de un perro.
El Sidewalk Café, las ventanas de la derecha, sobre el cartel luminoso de la pared, eran las del apartamento de Thelma.
Roland West (sea culpable o inocente), pagó el precio de lo ocurrido esa noche en la forma de un olvido forzado. Jamás volvió a dirigir otra película en Hollywood, muriendo entre las sombras de la indiferencia en el año de 1952.
Lucky Luciano vivió una vida larga siendo un desperdicio de oxígeno para el planeta. Y por suerte, es recordado hoy como una de las peores personas que ha existido jamás.
Al Capone, por su parte, falleció en 1947 devorado por la sífilis. Una muerte lenta que ni todo el dinero del mundo pudo evitar.
“Hot Toddy”, como se la recuerda en la actualidad a Thelma Todd, es una de las actrices más queridas de la década del veinte y el treinta. Mientras la gente mire sus películas, ella continuará arrancándonos una sonrisa a todos.
Buda diría, mostrando una de sus palmas sagradas, que la rueda siempre regresa al punto de inicio.
La vida tiene curvas inesperadas con la capacidad de golpear en cualquier momento. Y todo puede complicarse en cuestión de un segundo. Thelma Todd sería la primera en estar de acuerdo con eso. Por cierto, la escena del film de comedia “Monkey Business” del año 1931, en la que Groucho le dice a Thelma: “Deberás quedarte en el garaje toda la noche” ya no resulta tan graciosa ahora.
Thelma Todd
Fuentes Consultables:
Comentarios
Publicar un comentario