Historias de Hollywood: Don Simpson “El genio detrás del High Concept”
El actual estado de Hollywood podría describirse como “decrépito” por utilizar una palabra suave. Los que amamos el cine sabemos que ese lugar no es más que una sombra de la industria que una vez fue. Rebosante de gente sin talento, los estudios de filmación no hacen más que hundirse en una mediocridad sin límites, alimentada por simple falta de ideas, junto a una creciente censura que raya con lo ridículo. A pesar de ello, en el año 2022 tuvimos un respiro gracias al film “Top Gun: Maverick”. Fue el único éxito de taquilla de ese año. Y demostró que la gente no está cansada de ir al cine; solo lo está de ver la restante basura que Hollywood ofrece. En otras palabras: se sintió como una victoria para quienes consideramos al cine arte y no política barata. Tom Cruise llegó a escuchar de los labios del propio Steven Spielberg un inesperado “salvaste a la industria del cine” en medio de una entrega de premios pocos meses atrás. Claro que lo hizo…, porque aprendió de los mejores. La bomba de taquilla que protagonizó el actor fue una victoria para el Hollywood que tanto amamos. Y lo fue, sobremanera, para la dupla de productores más increíble que haya pisado el Estado de California.
Don Simpson
El éxito de “Top Gun: Maverick” no fue casualidad alguna, como tampoco lo fue el ver en los créditos del film algo similar a esto:
Ni la misma Diosa de Hollywood estaba preparada para lo que el par de amigos traería a las puertas de su reino. Sería un verdadero tsunami de ideas, excesos y hedonismo como nunca antes fue presenciado. Pero para entenderlo mejor debemos de volver hacia atrás en el tiempo, porque existe una industria del cine fracturada, casi dividida en un antes y después, gracias a la presencia del hombre que nos trae a esta entrada.
Póster para "Top Gun: Maverick" (2022).
Don Simpson nació el veintinueve de octubre del año 1943 en Seattle, Estado de Washington. Durante su niñez se desplaza con su familia hasta Alaska. Criado en la fe bautista, solía pasar más tiempo en la iglesia que en el hogar. Al terminar los estudios secundarios se dirige a la Universidad de Oregon para licenciarse en Literatura. Pero su vida en el entretenimiento no comenzaría hasta viajar a la ciudad de San Francisco. Allí se vería inmerso en la distribución de películas para adultos. Y hasta llegaría a organizar el primer Festival Internacional Erótico. Convencido de que podía llegar más allá, viaja a Los Ángeles, California para iniciar su carrera como productor. En el año de 1972 consigue un puesto en los Estudios Warner Brothers como encargado de marketing para películas de bajo presupuesto. Tres años más tarde, llega la oportunidad de presentarse a una entrevista de trabajo en Paramount Films. Nadie lo sabía aún, pero Hollywood no volvería a ser el mismo desde ese momento.
Don siendo entrevistado en sus clásicas ropas oscuras.
Desesperado por presentarse a tiempo a la entrevista, le pide el coche prestado a un amigo que había conocido dos años atrás: Jerry Bruckheimer. Gracias a ese favor logra conseguir el empleo para escribir y producir el film de 1976 “Cannonball”, protagonizado por David Carradine. En solo un año asciende a vicepresidente de producción. No se detiene allí y, en 1981, logra el puesto de presidente de producción de Paramount. Tenía tanto trabajo, controlando hasta once proyectos diferentes a la vez, que casi no dormía. Don quería algo que lo mantuviese activo por largo tiempo. Y lo encontró… en las drogas. Para el año de 1982, acarreando cansancio crónico y una fuerte adicción, se queda profundamente dormido en plena reunión directiva. Al llegar su turno de hablar, solo se escucharon ronquidos en la sala. Paramount decide despedirlo de inmediato. Como compensación (o castigo), le entregaron los derechos de un film que deseaban abandonar. Ese fue un grave error de su parte. Uno que recordarían por siempre.
Don Simpson decidió que esa película sería parte de su venganza contra quienes decidieron subestimarlo. Lo primero que hizo fue regresar el favor del coche a su amigo. Juntos formaron Don Simpson/Jerry Bruckheimer Films. Sería justo decir que Paramount entera se sentó a verles hundirse, llegando al extremo de vender tanta propiedad de la película como les fue posible, justo antes del estreno. Sus quijadas cayeron hasta el suelo cuando “Flashdance” se convirtió en uno de los más grandes éxitos de la década de los ochentas. Con un presupuesto de siete millones de dólares, recaudó más de cien. Teniendo respaldo financiero y reconocimiento por cuenta propia, los amigos ocuparon el año de 1984 produciendo la cinta de drama “Thief of Hearts”, y también un proyecto que terminaría por abrirles las puertas de Hollywood.
“Beverly Hills Cop”, conocida en español como “Un Detective Suelto en Hollywood”, protagonizada por Eddie Murphy, mostró al mundo entero lo que Don Simpson y Jerry Bruckheimer eran capaces de crear. Para lograr lo que planeaban con el film primero tuvieron que lidiar con un serio problema: Sylvester Stallone, el protagonista original. Cuando Stallone decidió que quería reescribir el guion para convertirlo en una película de acción pura, Don Simpson lo convenció de viajar a Europa, con la promesa de un tratamiento médico novedoso, con el que podía incrementar la energía sexual. Lo hizo afirmando que él mismo daba testimonio del éxito inmediato del procedimiento. Con Stallone distraído por Europa, los productores firmaron a Eddie Murphy y comenzaron el rodaje a toda prisa. “Beverly Hills Cop” contó con un presupuesto de trece millones de dólares y recaudó trescientos. Ahora los ojos del mundo estaban sobre ellos.
Ambos se abocaron entonces a la producción de su siguiente film, un drama de acción que le encargaron al director Tony Scott. El título que decidieron para el proyecto: “Top Gun”. Protagonizada por Tom Cruise, Kelly McGillis, Val Kilmer, Tim Robbins y Meg Ryan, arribó a las salas de cine en el año de 1986. Como ya era costumbre, con un presupuesto de quince millones recaudó trescientos cincuenta. (No debían de existir en Paramount suficientes ventiladores de techo de los que colgarse por esos días.) La fortuna que Jerry y Don amasaban iba de la mano de los excesos y el consumo de drogas de todo tipo. El guionista de “Top Gun” recordó en sus memorias el día que tuvo que dirigirse a la mansión de Don Simpson, en busca de consejos, solo para encontrarlo en medio de un festín de heroína, detrás de una barricada y sacudiendo una ametralladora Uzi cargada en su mano, mientras aseguraba que la mafia quería encontrarle. Pero el dúo de productores aún no acababa con los ochentas. Si hay algo que ellos le enseñaron a Hollywood, es que el cielo es el límite, cuando creas las películas que todos quieren ver.
Para “Beverly Hills Cop 2” volvieron a unirse al director Tony Scott. La presencia de Eddie Murphy llenó las salas de proyección del mundo entero una vez más. Costando veintisiete millones de dólares, el film alcanzó los trescientos.
Los amigos junto a Eddie Murphy en el set de filmación.
La genialidad de Don Simpson y Jerry Bruckheimer se extendía más allá de lo visual. Adelantados a su época, comprendían la importancia de una banda sonora adecuada como cimiento para el éxito de sus films. La lista siguiente lo deja en claro:
-“Flashdance” con la canción “What a Feeling” de Irene Cara.
-“Beverly Hills Cop” con la canción “The Heat Is On” de Glenn Frey.
-“Top Gun” con la canción “Take My Breath Away” de Berlin.
Todos son clásicos de los años ochentas que, al día de hoy, no son posibles de escuchar sin recordar las películas que representan. Eso lo sabemos ahora, pero Jerry y Don ya lo sabían cuarenta años atrás. En la década siguiente continuarían con la misma fórmula. De hecho, para “Days of Thunder” de 1990, trajeron a los compositores Henry Mancini y Hans Zimmer, quienes entregarían en el año 2005 una de las mejores bandas sonoras en la historia del anime japonés. En la actualidad es imposible pensar en “Blood+” sin el trabajo musical de ambos compositores. Don Simpson y Jerry Bruckheimer todavía tenían que brindar al planeta una banda sonora que haría historia a mediados de los noventas. Pero de eso hablaremos después.
"What a Feeling" fue disco de platino en 1983.
Berlin formando parte del soundtrack de "Top Gun" (1986).
Luego del éxito de “Beverly Hills Cop 2” tenían el mundo a sus pies. Para entonces ya estaba establecida la dinámica entre ambos. Jerry era el encargado del trabajo de campo en los sets de filmación; siendo también el más educado, comportándose de manera responsable y accesible. Don, por otro lado, era agresivo, caprichoso e impredecible. Pero también el dueño de las ideas exitosas y arriesgadas. Si Bruckheimer movía el pincel sobre el lienzo…, Simpson ejercía de inspiración. Juntos forjaron un imperio propio dentro de la industria del cine. Conducían Ferraris Testarossa y vestían trajes de diseñador. Tanto los coches, como las ropas, solían ser de color negro. Ellos se volvieron una marca en sí mismos. Y juntos también… le propinaron a Paramount una de las humillaciones más notables en la historia de Hollywood.
Cruise y Simpson en una de las legendarias fiestas del productor.
En 1990, arrepentidos del error llevado a cabo a principios de los ochentas, los Estudios Paramount decidieron volver a contratar a Don Simpson. A pesar de haber sido despedido por ellos años atrás, Don aceptó de buena gana. Lo hizo, por supuesto, luego de poner sobre la mesa tres condiciones:
-Jerry Bruckheimer sería contratado también.
-Tendrían un contrato por cinco años y trescientos millones de dólares.
-Paramount debía de informar al mundo del trato mediante anuncios de página entera en los periódicos más importantes.
Los directivos alzaron las copas en alto al asegurarse los servicios de los mejores productores de la década. Poco sabían ellos, que la venganza de Don Simpson, apenas comenzaba. A partir de ese momento se encargaría de hacer de la vida de los altos cargos en Paramount un verdadero infierno. Y su campo de juegos sería el set de filmación de la siguiente película de los estudios.
Simpson & Bruckheimer: la pesadilla de Paramount.
A esas alturas Don era considerado (y aún lo es por cierto) el genio del “High Concept” o “Estructura en Tres Actos”. Traducido sería algo así: el héroe inicia con una secuencia de acción brutal, cae a su momento más bajo y oscuro, vuelve a erguirse triunfante una vez más. Fiel a su estilo, llevó un dogma tan simple al extremo de lo posible. Y el público americano lo amó desde el comienzo mismo, abarrotando las salas de cine para hacerlo millonario. En su mente, recargada de heroína, no existían barreras de contención. Lo ocurrido durante la filmación de “Days of Thunder”, conocida como “Días de Trueno”, es el ejemplo de ello. El film era la esperanza de Paramount por conseguir su propio “Top Gun” pero con coches de carrera en lugar de aviones. Repitieron la fórmula llamando al director Tony Scott y a Tom Cruise para el protagónico. También sumaron a Robert Duvall y a Nicole Kidman. Los jefes del estudio se prepararon para hacerse con la taquilla de ese año en cuanto la película estuviera terminada, ignorantes de que existía un pequeño detalle.
A Don Simpson no le interesaba en absoluto “Days of Thunder”. Solo le importaba hacer lo que le viniera en gana con el dinero de Paramount. El rodaje, trasladado a la ciudad de Daytona, sería su reino desde el puntapié inicial. Lo primero que hizo, fue gastar casi medio millón de dólares del presupuesto, en hacer construir un gimnasio propio con decoración personalizada. Se impuso a sí mismo, a pesar de no tener talento alguno, como actor y rival de Cruise en el film. Le pagó el sueldo durante cincuenta y cuatro días a una actriz que tenía un rol casi de extra, solo porque quería acostarse con ella. Oh…, también gastó una fortuna en vestidos de Donna Karan, que regalaba a mujeres atractivas por las playas de Daytona. Se pasaba las noches de fiesta y luego dormía gran parte del día, dejando la producción en manos de Bruckheimer.
El productor en escena de "Days of Thunder" (1990).
Pronto el presupuesto de “Days of Thunder” se disparó a los cielos. Aún continuaban filmando escenas cuando ya debía de estar estrenada la película en las salas. Era tal el caos presente que, cuando ya se preparaban para regresar a California, comprendieron que habían olvidado filmar la escena final, en la que Tom Cruise cruza la línea de meta con su coche. Mientras tanto Don tenía a su asistente ocupada en contratarle trabajadoras sexuales que se paseaban por el hotel donde se alojaba. El resultado: el film fue un fiasco de crítica y taquilla por igual. Paramount decidió despedir a Don Simpson por segunda vez.
Disney aprovechó la oportunidad para contratar a los productores al instante. Les asignó la comedia “The Ref” en 1994, protagonizada por Kevin Spacey, Denis Leary y Judy Davis. Aunque entre cirugías estéticas (se realizó alrededor de diez), abuso de drogas o alcohol, y noches con mujeres contratadas, Don tenía su tiempo ya ocupado. Jerry, atado a un socio cada vez más errático, no podía trabajar por dos; entregando un producto final que, a decir verdad, fue aún peor que “Days of Thunder”. Disney se desentendió de ellos como si fuesen radioactivos. La voz se corría por Hollywood, afirmando que Simpson y Bruckheimer estaban acabados. Otra vez por su cuenta, el dúo respondió a los comentarios creando cuatro de las películas más emblemáticas de los años noventas. Ellos se adueñaron de esa década tal como sucedió con los ochentas. Fueron cuatro éxitos de taquilla en veinticuatro meses, Hollywood no había presenciado algo así antes.
.jpg "Bruckheimer_Simpson_interview")
Para “Crimson Tide”, un film
de suspenso bélico sobre submarinos, conocido aquí como “Marea
Roja”, trajeron de regreso al director Tony Scott. Con nombres como
los de Gene Hackman, Denzel Washington y Viggo Mortensen, el proyecto
triplicó su presupuesto en ganancias. Sin darle respiro al público americano,
los productores lanzaron “Bad Boys”, un policial de acción
protagonizado por Will Smith, Martin Lawrence y Téa Leoni. Dirigido por Michael
Bay, el film demostró una vez más que la fórmula
desarrollada por Jerry y Don no tenía competencia alguna en el
mercado. Pero pronto la amistad que los unía comenzó a tensarse. El
contraste entre uno y otro se hacía más claro con el paso de los
meses.
Póster para "Bad Boys" (1995).
Martin Lawrence junto a Will Smith en el set de filmación de "Bad Boys".
Téa Leoni en escena de "Bad Boys".
Para entonces Don ya iba en caída libre. Se hundía en las adicciones, insultaba y despedía a las personas a su cargo por los motivos más ridículos, como no poder ver por la ventanilla de su avión privado a causa de las nubes. También destrozaba los hoteles en los que se hospedaba, como cuando arrojó por el pasillo la mesa de servicio a la habitación, solo porque se retrasó el desayuno. El problema más grave con él sucedía por las noches, cuando su adicción a la heroína lo mantenía despierto y eufórico por igual.
El par de amigos en la cima del mundo.
Es cuando reina la oscuridad que Hollywood muestra su verdadero rostro. En los noventas, era un secreto a voces que Don no estaba bien de la cabeza. Que por las noches, se entretenía maltratando a las mujeres que contrataba a cambio de miles de dólares. Pero no se conocía con exactitud el nivel de violencia que desplegaba con ellas. En el libro “You´ll Never Make Love in This Town Again”, una de las trabajadoras sexuales describe sus encuentros con él como “una educación acerca del dolor.” entre otras muchas cosas. Mientras Simpson desaparecía por semanas del set de filmación, en ciclos de descontrol y rehabilitación interminables, Bruckheimer corría con gran parte del peso de la producción. Eso no los detuvo para entregar a las salas de cine la siguiente bomba de taquilla.
El libro que le mostró al público lo que algunos ya imaginaban.
La película es de hecho una de mis preferidas de toda la vida. Protagonizada por Michelle Pfeiffer, “Dangerous Minds” o “Mentes Peligrosas” en su traducción, nos mostró la lucha de una profesora de escuela secundaria por guiar las vidas de sus estudiantes, en medio de un barrio plagado de pandillas y tiroteos. La escena en que Pfeiffer irrumpe en la oficina del director de la institución, en medio de un ataque de furia, porque el muy imbécil envió a la calle a un estudiante que acabó muerto a tiros momentos después, es algo que se quedó conmigo para siempre. Eso es, si me lo preguntan a mí, hacer cine. Con un presupuesto de veintitrés millones de dólares, recaudó ciento ochenta. “Dangerous Minds” es también el ejemplo más claro de la importancia que ambos productores le brindaban a la banda sonora.
La canción “Gangsta’s Paradise”, interpretada por Coolio, fue un éxito abrumador que contó con un video clip protagonizado por la propia Michelle Pfeiffer. Es al día de hoy una de las mejores canciones de los noventas y, por supuesto, la mejor pieza en la historia del Hip Hop. Con “Gangsta´s Paradise”, Coolio ganó el Premio Grammy y llegó al número uno del Billboard. El video clip se llevó también dos MTV Video Music Awards. Ahora Don Simpson y Jerry Bruckheimer reinaban en el mundo del cine y la música por igual. Ellos querían canciones que mostraran el corazón de sus películas. Sabían, como los genios que eran, que el público no podría disociar uno del otro. Cuando escuchas “Take My Breath Away” quieres sentarte a ver “Top Gun”. Y cuando miras “Mentes Peligrosas” deseas escuchar “Gangsta´s Paradise”. Así de simple funciona en verdad.
A esas alturas, la adicción de Don lo llevaba a gastar cerca de sesenta mil dólares al mes en píldoras recetadas. Mediante el uso de diferentes nombres, farmacias y doctores, consiguió llenar un armario de su hogar con más de dos mil píldoras que mantenía en frascos por orden alfabético. Hasta llegó al extremo de contratar al Dr. Steve Ammerman, para que viviera en su mansión con todos los gastos cubiertos, a cambio de recetas médicas de todo tipo. En agosto de 1995, el propio Dr. Ammerman moría a causa de una sobredosis en la mansión de Simpson ubicada en Bel-Air. Aquello colmó la paciencia de Bruckheimer que, en diciembre de ese año, acordó con Don que el film en el que trabajaban, y que se encontraba a punto de culminar su producción, sería el último que harían juntos. Aquellas palabras no podrían haber sido más acertadas… en todos los sentidos imaginables.
Un mes más tarde, el diecinueve de enero de 1996, Don Simpson fallecía en su mansión ubicada en Stone Canyon, Bel-Air. Sin el único amigo que tenía en la vida, pasó sus últimos días recluido en soledad. Gracias al informe toxicológico se descubrió que su organismo contenía Lorazepan, Librium, Thorazine, Toradol, Valium, Vistaril, Ativan, Cogentin junto a otros diez medicamentos adicionales. Seis meses después llegó a los cines la colaboración final de la dupla de productores. Protagonizada por Sean Connery, Nicolas Cage y Ed Harris, “The Rock” que nosotros conocemos como “La Roca”, es una película de acción ambientada en la Isla de Alcatraz. Bajo la dirección de Michael Bay, fue un éxito inmediato de taquilla que recaudó trescientos millones de dólares. A pesar de haber muerto, el arquitecto del “High Concept” seguía dominando Hollywood.
Sean Connery & Nicolas Cage en el set de filmación de "La Roca" (1996).
Don Simpson cayó en el olvido hasta que, veintiséis años más tarde, regresó para recordarnos cómo es el cine que tanto nos gusta. Para el año 2022 ya casi nos sentíamos adormecidos, por tanta basura hecha sin esfuerzo alguno, que nos vendían desde un Hollywood que perdió la brújula hace tiempo. Él regresó para asegurarnos que las películas no son propaganda política para ilusos. Que se puede llenar las salas, haciendo dinero de paso, al entregar al público algo grandioso y entretenido por igual. Cine del bueno sin sermones morales de turno. Sin censuras casi infantiles, que solo un virgen de cuarenta años, con educación básica por correspondencia, podría encontrar lógicas y aceptables. Don sabía que el público no es estúpido (ni mezquino) a la hora de pagar una entrada a las salas de proyección... si le das lo que quiere. “Top Gun: Maverick” fue su forma de regresar al planeta entero a una época en que daba gusto ver un film. Las personas respondieron a su legado, haciendo que la película alcance el billón y medio de dólares en recaudación. Dos décadas y media después de su muerte, la fórmula Simpson/Bruckheimer continúa llenando cines en todo el mundo.
Tom Cruise y Jennifer Connelly en escena de "Top Gun: Maverick" (2022).
Suelo cerrar las entradas de este blog sacando a relucir lo bueno de las personas pero, en esta ocasión, es un poco difícil hacerlo. Mentiría si dijera que Don Simpson fue una buena persona. Creo que en realidad fue todo lo contrario: un ser misógino, e insufrible, cuya especialidad era la de alabarse a sí mismo e intimidar a los demás. Alguien inseguro que se ocultaba detrás de las cirugías estéticas y las drogas. Un solitario que murió a las pocas semanas de que Bruckheimer le soltara la mano. Él no enfrentaba la vida…, solo la llevaba por delante con su Ferrari Testarossa pintada de negro. A pesar de todo lo malo que se pueda decir de él, encontré algo que me hizo sonreír a gusto. Algo que Don dijo en una entrevista, y que podría salvar al Hollywood que tanto asco da en la actualidad: sus palabras, las de un genio que nació para producir films. Un hombre llamado Don Simpson, que cambió la industria del cine para siempre.
“Hacemos las películas que queremos ver. En verdad nos gustan las películas que hacemos. Las hacemos... porque queremos verlas.”
Comentarios
Publicar un comentario