Historias de Hollywood: Alexander Godunov “Una bestia soviética libre en Hollywood”
En estas páginas hemos visto hasta el hartazgo el concepto de “talento desperdiciado”. En ocasiones, desde la comodidad de la distancia que provee una vida tranquila, solemos adoptar una actitud casi cínica al respecto. Sin embargo, en este caso debemos de admitir que ignorar el peso del pasado, en el accionar de una persona a futuro, sería cuanto menos hipócrita. Fácil es ir por la vida dando por sentado las cosas, cuando nunca tuvimos que enfrentar tal cantidad de batallas, como las que superó el hombre que nos invita ahora a leer sobre su vida. Criticar es por lo general sencillo. Ponerse en los zapatos de los demás… no en realidad. En la tierra de Fred Astaire y Gene Kelly, donde se podía verles danzar en la pantalla tantos años atrás, el público solía aplaudir en reconocimiento, llenando las salas de proyección de todo el país. A pesar de que Godunov jamás participó de un musical durante su estadía en la meca del cine; de haberlo hecho… los aplausos no habrían sido suficientes para ir a la par de su talento. Y los primeros en reconocerlo habrían sido Astaire y Kelly en persona.
Alexander Godunov nació el veintiocho de noviembre del año 1949 en la isla de Sakhalin, Unión Soviética. Al separarse sus padres, se muda a Letonia, donde se enrola en la Escuela Coreográfica de Riga. Era 1958, y con solo nueve años, logra ser aceptado entre más de doscientos cincuenta postulantes. Ingresa junto con otro niño que se convertiría en su amigo por los siguientes años; un tal Mikhail Baryshnikov. En 1966 completa el entrenamiento para comenzar a formar parte de giras de ballet por todo el país. En el año de 1971 llega al prestigioso Ballet Bolshoi, compartiendo cartel con Maya Plisetskaya en su debut oficial dos años más tarde. “El Lago de los Cisnes” sería la elegida para la ocasión. En ese mismo año contrae matrimonio con la bailarina Lyudmila Vlasova. La fama de Godunov comienza a superar las fronteras del bloque soviético, brindándole la oportunidad que tanto deseaba.
Los pequeños Godunov & Baryshnikov a finales de los años cincuentas.
A mediados de 1979, mientras se encontraba en tour con el Bolshoi por la ciudad de Nueva York, decide pedir asilo político en los Estados Unidos de América. (Baryshnikov ya lo había hecho cinco años antes en Canadá.) Aquello, por supuesto, agitó las relaciones diplomáticas entre ambas potencias mundiales. Durante los siguientes tres días, el Kremlin encerró a Vlasova dentro de un avión listo para partir. Con ello tenían la esperanza de que Godunov regresara junto a su esposa. A pesar de los esfuerzos de Alexander por convencerla, ella se negó a seguirlo. El Bolshoi, junto con Vlasova, regresó al bloque soviético, luego de que el gobierno americano concediera el permiso de partida del aeropuerto. Jamás volvería a ver a su esposa.
Su talento lo convirtió en pieza clave del Ballet Bolshoi.
Separado de la mujer que amaba, Godunov se dedicó a formar parte del Teatro de Ballet Americano, bajo la dirección de Mikhail Baryshnikov. El reencuentro de los amigos consagró uno de los momentos más importantes en la historia del ballet clásico. Alexander colaboró también con el Asami Maki Ballet de Japón, el Ballet de Israel y el Ballet del Siglo Veinte del incomparable Maurice Bejart.
En
el año de 1981 comienza una larga relación con la actriz Jacqueline
Bisset. La prensa se volvió loca con la noticia. Siguieron miles de
fotografías en diferentes eventos públicos, y varias tapas de
revistas de la época; destacándose la portada del magazine
“People”, en abril de 1985.
El
contraste entre la delicadeza de Bisset y el comportamiento tosco que
exhibía Godunov
acaparaba la atención de los medios de comunicación y
del público americano por igual.
Bisset & Godunov: la bella y la bestia.
¿Cómo se dirá "amor" en ruso?
La fama de Godunov se disparó a los cielos:
En 1985 llegaría el primer rol de Alexander dentro de la industria del cine con el film “Witness”, una joya del suspenso sobre un niño amish que presencia un asesinato dentro del baño de una estación de tren. Con dirección de Peter Weir, la cinta contó con la participación de Harrison Ford, Viggo Mortensen, Kelly McGillis y Danny Glover. Producida por Paramount Pictures, recaudó sesenta y ocho millones de dólares a nivel mundial.
Godunov seguiría por el buen camino en el año de 1986, formando parte de una de las comedias más geniales de los años ochentas: “The Money Pit”, junto a Tom Hanks, Shelley Long y Joe Mantegna. El film dirigido por Richard Benjamin recaudó más del doble de su presupuesto inicial.
Con Tom Hanks en el set de filmación de "The Money Pit" (1986).
Establecido como actor, recibe en 1988 la oferta para interpretar el papel que lo llevaría a la fama mundial. Allí daría vida a Karl, la mano derecha del líder terrorista Hans Gruber, en “Die Hard” o “Duro de Matar” o también “Jungla de Cristal” según el país donde se proyectara. Producido por Twentieth Century Fox, con dirección de John McTiernan, se convirtió en uno de los films de acción más importantes en la historia del cine. Un clásico absoluto amado por todos. Las escenas de Godunov junto a Alan Rickman y Bruce Willis quedaron grabadas por siempre en el corazón del público de todo el planeta. Es en el mismo año que inicia el declive en su vida. Al perder su relación de pareja con Bisset, perdió también la estabilidad que le mantenía centrado. Sin ella, se dedicó a beber, y a rechazar cada rol importante que le ofrecían las productoras de cine. Separado de su familia (que continuaba viviendo en Letonia), se volvió un solitario en su apartamento de West Hollywood.
Alexander Godunov & Alan Rickman: villanos eran los de antes, ¿no?
Rickman (centro) & Godunov (derecha) liderando el grupo terrorista en el Edificio Nakatomi.
El comportamiento inestable del actor ya era conocido desde hacía tiempo, pero fue un fotógrafo argentino quien recordó, en una entrevista por televisión, lo que podía suceder al tenerlo cerca. Según la anécdota, harto ya de su actitud molesta, mientras cenaban juntos en un restaurante de Nueva York, le advirtió a Alexander que se retiraría si él continuaba teniendo berrinches. Godunov lo escuchó con atención y, luego de unos segundos de silencio incómodo, procedió a arrojar al piso todo lo que se hallaba sobre la mesa. No se salvó ni un solo plato esa noche.
Tan impredecible...
Como genial.
Durante los siguientes siete años realizó tan solo cuatro películas. “The Runestone” en 1991 y “Waxwork 2”, junto a Bruce Campbell, Patrick Macnee y David Carradine en 1992. Ambos eran films de terror de bajo presupuesto. En 1994, las productoras Castle Rock, Columbia y New Line Cinema se dieron a la tarea de llevar a las salas una comedia de aventuras bajo la dirección del genio de Rob Reiner. El elenco contó con nombres como los de Elijah Wood, Bruce Willis, Dan Aykroyd, Jon Lovitz, Kathy Bates, John Ritter, Scarlett Johansson, Reba McEntire, Jason Alexander y Julia Louis-Dreyfus. Titulado “North”, al film se sumó la participación de Alexander Godunov y Kelly McGillis, repitiendo los papeles de pareja amish que los hicieron tan famosos nueve años antes con “Witness”. Era sin dudas el proyecto del año, por lo tanto, tuvo un presupuesto colosal de cuarenta millones de dólares de la época. A nivel mundial recaudó solo siete. Harto de la industria del cine, Godunov realizaría solo una película más al año siguiente.
Recluido en la soledad pura, bebió hasta morir en la suit número 106 de las Shoreham Towers, a pocos pasos del Sunset Strip, hasta donde caminaba para comprar el alcohol. El rubio malo de “Duro de Matar”, que todos los niños de los años ochentas aprendimos a temer, soltó la mano de la Diosa de Hollywood a los cuarenta y cinco años de edad.
El final... de todo.
Que su paso por Hollywood al día de hoy parezca olvidado es una verdadera injusticia. Alexander Godunov merecía mucho más. ¿Cómo nos habría ido a nosotros en su lugar? Años obedeciendo sin opción bajo la dictadura comunista. Sin olvidar la separación forzada con su esposa atrapada en un avión. El iniciar una nueva vida del otro lado del mundo, sin un centavo en el bolsillo, cuando el resto del núcleo familiar se encuentra en la lejana Letonia. Es fácil tildarlo de alcohólico perdido, porque es la reacción natural, de quienes no hemos sufrido lo mismo que él. Tal vez deberíamos hacer un ejercicio de sinceridad y decir que, a pesar de las copas que tragó como si no hubiese un mañana, Godunov participó en algunas de las películas más legendarias de los años ochentas. También se enfrentó en soledad (y venció), al repugnante gobierno soviético para obtener su libertad. Se fue a la cama, durante siete años, con una de las actrices más hermosas en la historia de Hollywood y, por si fuera poco, fue uno de los bailarines de ballet más grandes que ha visto la humanidad. Esa, creo yo, es la manera correcta de recordarlo.
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